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La producción porcina ecológica trae oportunidades de crecimiento

La producción porcina ecológica trae oportunidades de crecimiento

Los propietarios de Trails End Farm –Dale y Lori Stevermer– han implementado estrategias para una producción de cerdos ecológica en su explotación porcina ubicada en el estado de Minnesota en los Estados Unidos; la cual ha sido administrada por miembros de la familia desde hace más de 100 años.

Cuando en el verano de 1916, Ed y Elizabeth Stevermer iniciaron la construcción de su granja de cerdos en el sur de Minnesota, Estados Unidos, es posible que no soñaran con otra cosa que terminar pronto el proyecto y empezar a trabajar ahí. Sin embargo, estaban construyendo un patrimonio que lo seguirían trabajando diferentes generaciones.

La explotación llamada acertadamente Trails End Farm (“la finca donde los caminos acaban”) está ubicada cerca de la pequeña ciudad de Easton. Trails End Farm se ha mantenido como una empresa familiar –dedicada principalmente a la producción de cerdos– desde hace más de 100 años. En la actualidad es administrada por el nieto de Ed y Elizabeth: Dale y Lori (su esposa), quienes sucedieron a los padres de Dale hace aproximadamente 30 años.

Una pareja ideal para la cría de cerdos

Lori creció a unos 56 kilómetros de su futuro nuevo hogar: en una explotación donde su familia se dedicaba a la producción de vacas lecheras y cerdos. A los 18 años ingresó a la Universidad de Minnesota con el anhelo de convertirse en técnica veterinaria. Pero al poco tiempo, luego de pensarlo mejor, se licenció en zootecnia.

Cuando su hermano se hizo cargo del negocio familiar, Lori empezó a trabajar en la venta de alimento balanceado (inicialmente en una empresa llamada Wayne Feeds). Esta decisión cambiaría su vida.

Cuando se le pregunta a Lori cómo conoció a Dale, ella recuerda: «Estaba trabajando en campo (como toda buena vendedora), atendiendo mi zona y llamando por teléfono a clientes. Y llegué a una granja cerca de Easton, a la que había ido para visitar a un agradable productor para ofrecerle alimento balanceado. Yo estaba interesada en que probara una dieta iniciadora en sus cerdos, y él me dijo: “Mira, me estoy yendo de vacaciones. Pero ¿podrías coordinar esto con mi hijo?”».

«Le contesté: “Claro, ¿por qué no?” Yo estaba interesada en vender dietas iniciadoras», continúa Lori. «Y resulta que estaba visitando a Bernie Stevermer –el padre de Dale–, y probablemente puedes adivinar quién era el hijo con el que quería que coordinara todo».

«En noviembre de 2022 cumplimos 32 años de casados. Y realmente todos los días podemos levantarnos, mirar por la ventana y ver el mismo lugar donde nos conocimos», cuenta Lori.

Hombre parado en el pasto

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Un óptimo manejo de los recursos crea oportunidades de crecimiento

Dale había regresado a Trails End Farm a finales de 1980, después de haber asistido a la Universidad Estatal de Iowa y de haber trabajado en el sector financiero durante algunos años. La granja era entonces principalmente una explotación porcina de ciclo completo (desde el parto hasta la finalización), que albergaba unas 130 cerdas. Pero en 2016, Dale y Lori decidieron vender esas cerdas y transformar sus parideras en corrales de engorde, en los que actualmente se crían cerdos para Compart Family Farms (una de las más importantes empresas familiares del medio oeste de los Estados Unidos, especializada en la genética porcina).

Haber prescindido de esas cerdas –y conseguido una fuente de ingresos segura– permitió al matrimonio Stevermer preocuparse menos en el capital que requería el negocio; lo que les dio más tiempo para mejorar el manejo de la granja. Así, la familia pudo hacer crecer su operación porcina y ahora tiene unos 2 mil cerdos en corrales: los cuales son criados desde los 18 kilos hasta un peso de mercado de 132 kilos.

«Creo que una de las cosas que siempre hemos buscado es que nuestra granja pueda adaptarse a cualquier desafío; y esa es una característica de la sostenibilidad. La sostenibilidad no es solo el manejo de los recursos, sino también lograr que tu negocio permanezca en el mercado», señala Lori.

«Al ser una empresa familiar teníamos que hacer frente a mucho trabajo y a los desafíos de algunas enfermedades que afectaban la productividad de nuestros animales. Por lo que hacer ese cambio ha sido algo muy positivo para el negocio», añade Dale.

Apostar por la tecnología para optimizar la producción

En lo que respecta a la producción animal, el matrimonio Stevermer se considera desde hace tiempo dispuesto a adoptar nuevas tecnologías; sobre todo, si se presenta la oportunidad para mejorar sus prácticas de manejo.

Dale y Lori han adoptado diversas prácticas de manejo –respaldadas por la ciencia– para optimizar su producción de cerdos: como mantener a los animales en sistemas intensivos para protegerlos de las fluctuaciones de la temperatura y de las enfermedades; así como la utilización de tecnologías en los corrales para proporcionar un clima estable y mejorar la calidad del aire.

«Actualmente utilizamos sensores para monitorizar a distancia la temperatura ambiental y el consumo de agua; para así actuar rápido si se produce alguna variación», precisa Dale.

En los últimos años, además, Dale y Lori han ido adoptando diferentes prácticas de porcicultura regenerativa para mejorar la salud del suelo: como la implementación de cultivos de cobertura o la adopción de técnicas de no laboreo (siembra directa) en los 1.82 kilometros² de su granja.

Asimismo, el matrimonio ha adoptado otras medidas para mejorar la calidad del aire. Hasta la fecha, han destinado aproximadamente 120 mil metros² a este esfuerzo: asignando de ese espacio 73 mil metros² para la plantación de árboles, 32 mil metros² para barreras vegetales y canales de agua, y 4 mil metros² para ser un hábitat para polinizadores.

El matrimonio Stevermer también cuenta con la certificación Pork Quality Assurance® Plus del Consejo Nacional de Productores de Cerdo de los Estados Unidos. Este programa de capacitación y certificación está diseñado para ayudar a los porcicultores a mejorar continuamente sus prácticas de producción. Asimismo, Dale y Lori están comprometidos con la iniciativa porcina We Care, que de igual manera está enfocada en la seguridad alimentaria, la protección de los trabajadores, el bienestar animal, el cuidado del medio ambiente, la salud pública y el desarrollo de las comunidades locales.

«Tenemos uno de los trabajos más importantes en el mundo; ya que como porcicultores alimentamos a las personas», subraya Lori. «Dale y yo hemos asumido esa responsabilidad muy en serio, por lo que nos asegurarnos que los alimentos que proporcionamos sean seguros para las personas y sean producidos respetando tanto al animal como al medio ambiente».

Un hombre con los brazos cruzados

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El análisis de datos permite un manejo más eficiente y sostenible de la granja

La implementación de un software para una porcicultura de precisión ha permitido al matrimonio Stevermer acceder a los beneficios de un monitor de rendimiento: una herramienta que utiliza los datos que proporciona la tecnología del GPS para analizar factores como el rendimiento del cultivo o el contenido de humedad del suelo de una determinada parcela de la granja.

Este monitoreo del rendimiento permite a los productores obtener información valiosa sobre sus cultivos y sobre la salud del suelo de sus lotes; a la par que lleva a cabo un manejo de cultivo preciso para cada parcela.

«Cada vez se optimiza más el ciclo productivo de los cultivos y los animales», explica Dale. «Actualmente analizamos la porquinaza para cuantificar su contenido de nutrientes. También llevamos a cabo análisis de nuestros suelos y con los datos de rendimiento –obtenidos a través del GPS– aplicamos distintas cantidades de estiércol al suelo; en función de los requerimientos nutricionales de los cultivos. Balanceamos estos aportes de nutrientes de acuerdo con la producción prevista».

«La porquinaza siempre ha sido una excelente fuente de nutrientes. Y la posibilidad de optimizar su aplicación –de acuerdo con la salud de los suelos y los requerimientos nutricionales de los cultivos– ha aumentado gracias a las tecnologías que tenemos ahora a nuestro alcance», añade Dale.

Dale y Lori trabajan con un auditor externo llamado Sustainable Environmental Consultants (SEC). Este les ayuda a recopilar y analizar los datos de la granja; para así medir y monitorear sus avances para cumplir sus objetivos de sostenibilidad. El matrimonio conoció el trabajo de SEC a través de un proyecto piloto de sostenibilidad del Consejo Nacional de Productores de Cerdo, que tenía como objetivo recoger información sobre el manejo y la aplicación de la porquinaza en granjas porcinas. La información validada por SEC proporcionó datos valiosos.

«Los resultados de las 151 granjas porcinas (que participaron en el proyecto) mostraron que gracias a la aplicación de la porquinaza hubo una reducción media de US$ 138 por acre en los costos de fertilizantes y una media de 0.3 toneladas de carbono secuestrado por acre. Además, se registró una disminución del 80% en la erosión del suelo», indica Dale.

El matrimonio Stevermer utiliza los informes sobre su granja –proporcionados por la auditoria SEC– para analizar las tendencias generales e identificar las áreas de posibles mejoras. Esto ha llevado a la instalación de paneles solares, un medidor de caudal y un sistema de control en el tanque estercolero de su explotación porcina.

«Estos esfuerzos realmente nos están proporcionando información cuantificable en lo que se refiere a cómo nuestras prácticas están influyendo positivamente en aspectos como la disminución de la pérdida de suelo o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero», destaca Dale. «Y no solo sirven para contar una historia de éxito de la industria agropecuaria, sino que también le muestran a la sociedad que compartimos intereses comunes en lo que respecta al cuidado del medio ambiente. Sinceramente queremos preservar los recursos naturales y utilizarlos de forma más inteligente; y esperamos que otros porcicultores se animen a adoptar acciones similares».

Verdaderos promotores de la industria porcina

Cuando Dale y Lori no se encuentran en la granja –Lori es gerente de marketing de Hubbard Feeds–, en sus tiempos libres se les suele encontrar promoviendo la industria desde las organizaciones del sector porcino a nivel nacional o estatal de los Estados Unidos.

Dale fue miembro del Consejo de Productores de Cerdo de Minnesota durante 7 años e, incluso, fue su presidente. Actualmente él forma parte del comité consultivo de investigación y capacitación del Departamento de Agricultura de Minnesota. Además, como integrante del Consejo Nacional de Productores de Cerdo de los Estados Unidos, Dale también ha participado en el grupo de trabajo de salud del suelo y calidad del agua de la institución, y en su comisión de presupuesto.

Por su parte, Lori es actualmente vicepresidenta del directorio del Consejo Nacional de Productores de Porcino de los Estados Unidos. Su experiencia previa incluye 9 años en la junta ejecutiva de la Asociación de Productores de Porcino de Minnesota –con un período como presidenta de la institución–, junto con su participación en diferentes comisiones a nivel nacional y estatal.

«Estas organizaciones promotoras –y otras similares– ayudan a crear propuestas y llevar a cabo acciones a favor del sector porcino por parte de los profesionales que se preocupan por esta industria», recalca Lori.

«Existe una frase famosa que dice: “El mundo es dirigido por los que participan”, continúa Lori. «Menos del 1% de la población está involucrada en la producción pecuaria. Entonces, si los que conocemos esta industria no participamos activamente en ella, corremos el riesgo de que el sector sea dirigido por personas que no lo conocen o, peor aún, que quieran desaparecerlo».

La industria porcina contribuye significativamente con la economía de los Estados Unidos. En 2021, más de 66 mil porcicultores estadounidenses comercializaron más de 140 millones de cerdos –valorados en más de US$ 28 mil millones de ingresos brutos (de acuerdo con el Consejo Nacional de Productores de Porcino)–. El aporte económico de la producción y el procesamiento de la carne del cerdo en ese país genera más de US$ 178 mil millones en ventas directas e indirectas, y crea más de 610 mil empleos.

Las granjas familiares –como Trails End Farm– comprenden el 96% de todas las explotaciones porcinas de los Estados Unidos y representan el 81% del inventario de cerdos del país, según el informe de tipología agrícola del Censo de Agricultura de 2017. Esa es una de las razones por las que el matrimonio Stevermer está tan involucrado para promover la industria, mejorar las prácticas de manejo a través de la capacitación, y mostrar a los consumidores y a los funcionarios públicos la importancia de este sector.

«Otro aspecto en el que nos enfocamos es en recordarle a los consumidores que la carne de cerdo es saludable, inocua y nutritiva», destaca Lori.

Poner énfasis en la sostenibilidad –tanto empresarial como ambiental– ayuda a asegurar el futuro de esta industria para las futuras generaciones de productores; quienes continuarán trabajando para satisfacer la demanda de alimentos para una creciente población mundial.

«Necesitamos que las próximas generaciones de porcicultores y promotores de la industria participen activamente en el sector», remarca Lori. «Sin ellos, mucho perderíamos. Y si los productores como nosotros no los apoyamos para prepararse para el éxito, entonces ¿quién lo hará?».

Lori Stevermer –copropietaria de Trails End Farm y gerente de marketing de Hubbard Feeds (una empresa de Alltech)– tiene la firme convicción de que se debe promover la industria agropecuaria. Ella y su esposo, Dale, participan en organizaciones a nivel estatal y nacional del sector porcino de los Estados Unidos.

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