Skip to main content

Economía de guerra: Cómo el conflicto Rusia-Ucrania y otros factores afectan a la industria agropecuaria

Economía de guerra Cómo el conflicto Rusia-Ucrania y otros factores afectan a la industria agropecuaria

Por Enric Coll 

Nos encontramos ante una economía hostil, volátil, de precios elevados y presiones. Una economía que podríamos llamar de guerra; incluso sin la presencia de un conflicto militar. 2021 ya suponía un año de desafíos sin precedentes en diferentes frentes. Los efectos económicos y sociales de la pandemia aún persisten, y otros son inciertos: como los 26 millones de ciudadanos confinados en este momento en Shanghái, como parte de la política “Covid cero” del gobierno chino.

Durante la pandemia, los productores agropecuarios, los procesadores de alimentos, los transportistas o los minoristas; lograron que los anaqueles de las tiendas y de los supermercados siguieran abastecidos y así el planeta pudiera alimentarse. Sin embargo, desde 2021 sus esfuerzos para mantener operativa la cadena de suministro de alimentos se viene enfrentando a numerosas fuerzas inflacionarias; que afectan los precios de los productos básicos agrícolas. Entre estas fuerzas se encuentran:

  1. Un clima que ha sido extremo en varias geografías (con claros efectos en los cultivos)
  2. Un incremento de la demanda de granos por parte de China
  3. Altos costos de envío (astronómicos para los contenedores)
  4. Precios de fertilizantes casi récord
  5. El conflicto Rusia-Ucrania

 

  1. El regreso de La Niña

Al enfrentarnos a climas extremos, nos enfrentamos también a una menor oferta de insumos agrícolas. En octubre de 2021, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos anunció que había regresado el fenómeno climático responsable de crudos inviernos y grandes sequías en todo el mundo, y que haría sentir sus efectos por varios meses. La última vez que los precios de las materias primas estuvieron tan altos fue en 2012, luego de dos episodios consecutivos de La Niña. Paralelamente, se han presentado otros eventos meteorológicos que inciden en la oferta de granos para la industria agropecuaria.

  1. La recuperación de China de la peste porcina africana

Luego de recuperarse del devastador brote de peste porcina africana que en 2018 y 2019 afectó a su industria; en 2022 China registró su mayor producción trimestral de carne de cerdo en más de tres años. El gigante asiático representa el principal mercado global de granos de maíz: importó 28.35 millones de toneladas en 2021 (un 152% más que la cifra récord anual de 11.3 millones de 2020). Hay que destacar que este país consume la mitad de la carne de cerdo del mundo y tiene como objetivo ser autosuficiente en la producción de esta proteína; lo que significa que necesitará más importaciones de granos de maíz para alimentar a la piara de cerdos más grande del planeta.

  1. La crisis de los contenedores

Además de los retrasos en la distribución de las mercancías, los aumentos en el precio de los fletes continúan siendo un desafío que afecta a la logística de la industria agropecuaria global. El costo de envío de una unidad de contenedor de 40 pies superó los US$ 10 mil en septiembre de 2021 (antes de la pandemia, el mismo envío costaba solo US$ 1 300). Muchos expertos señalan que este incremento seguirá siendo un problema en el corto plazo. Por lo que en muchos países ya se pide una reducción de los aranceles para mitigar este pico histórico de precios, aunque esto representaría también el riesgo de generar un mayor déficit comercial.

  1. El espiral de los altos precios de los fertilizantes

Los precios de la mayoría de los fertilizantes aumentaron considerablemente en el tercer trimestre de 2021, alcanzando niveles no vistos desde la crisis financiera de 2008-2009. Este incremento se ha visto impulsado ​​por el aumento de los costos de la energía, las restricciones en el suministro y las políticas comerciales. Esto provoca un espiral que sube más los precios: más compradores quieren abastecerse para evitar escasez e interrupciones en el futuro, y los países exportadores aumentan los impuestos a sus exportaciones para enfriar los precios internos; mientras que los importadores adelantan sus programas de compra para mantener bajo control la inflación de los alimentos.

  1. El conflicto Rusia-Ucrania

Rusia y Ucrania representan aproximadamente el 28% y el 16% de las exportaciones mundiales de maíz y trigo, respectivamente. La falta de este suministro –provocada por el conflicto actual– hace que los demás países teman una posible escasez de alimentos y busquen nuevos proveedores. Así, están surgiendo nuevos mercados y la competencia por el lado de la demanda está llegando a lugares donde antes no existía, lo que incrementa más los precios.

Los precios del trigo a nivel mundial alcanzaron en marzo niveles máximos históricos (recordemos que el precio del trigo es también el del pan). Además, desde el comienzo de la guerra los precios del gas natural aumentaron en 160%; en tanto que los del petróleo y del carbón se incrementaron en 33% y 75%, respectivamente. El aumento del petróleo se debe a las sanciones impuestas por los países occidentales a Rusia, así como por posibles contrasanciones por parte de Moscú (el cual tiene la llave del gas para Europa).

Se estima que para 2023, el conflicto Rusia-Ucrania pueda reducir el PIB mundial en 1% y sumaría hasta un 3% a la inflación mundial de 2022. Desde 2021, la mayoría de países de América Latina superaron las metas de inflación de sus bancos centrales; y el alza de los precios del alimento y del petróleo la impulsaría aún más. Los alimentos representan una cuarta parte de la canasta básica de consumo de la región y su encarecimiento exacerbaría más la pobreza y el hambre –agravando la crisis de gobernabilidad–. Mientras en Ucrania la situación humanitaria ha superado los peores escenarios previstos: sus países vecinos están experimentando enormes flujos de refugiados, con más de 4.2 millones de personas (1.4 millones niños) que han abandonado el país en busca de seguridad.

JP Morgan proyecta más aumentos de las tasas de los bancos centrales de América Latina

Esta nueva economía global de guerra, que afecta a la industria agropecuaria, exige una mayor eficiencia. Por lo que los productores deben aprovechar las herramientas, las tecnologías y los conocimientos disponibles para que sean más eficientes en la producción animal; especialmente en un mundo de precios elevados. Podríamos decir hoy más que nunca que cada céntimo cuenta. Y la rentabilidad depende de ello.

¿Alguna pregunta o comentario?

Loading...