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Diversificando: La silvopastura para una producción ganadera sostenible

En la mayoría de fincas de ganado, uno no espera ver a animales jugando a las escondidas entre árboles altos y tener que estirar el cuello para entrever el panorama. Este es un sorprendente sistema de agricultura regenerativa que Daniel Wolf y su familia han estado implementando en sus fincas en Brasil desde hace 10 años. Conocida como silvopastura, la producción de ganado y árboles –juntos– tiene para ambos un papel importante por igual, pero invisible: el secuestro de carbono.

“Todos dicen que el mejor día para plantar un árbol fue ayer”, señala Daniel. “Y con este tipo de sistema, tan pronto como se aplica esta nueva tecnología, se aprende mucho y se puede aumentar la productividad y sostenibilidad. Y eso es lo que queremos”.

Cuando el padre de Daniel, Mario, llegó al estado brasileño de Mato Grosso en 1975 con amigos y familiares, no existían carreteras ni infraestructura de comunicación. Sin embargo, había dos ríos importantes próximos y el Bioma Amazónico, que incluye el bosque tropical amazónico, la selva tropical y otras ecorregiones. Actualmente, la familia Wolf posee tres fincas que juntas cubren 12,000 hectáreas, la mitad de las cuales ellos preservan como bosque regional.

La vida silvestre local –desde loros hasta monos– es parte de la vida diaria de su familia. Y ellos son testigos de cómo las plantas, los animales y las personas pueden vivir en armonía. Entonces, ¿por qué no en una finca también?

¿Cuáles son los beneficios de la silvopastura?

La silvopastura es una forma de agroforestería que integra la gestión del pastoreo del ganado con la producción de cultivos y árboles. En las fincas de Daniel, la producción simultánea de ganado, árboles y soja –en un sistema simbiótico– ha permitido que cada elemento prospere, con beneficios adicionales para el suelo y las fincas.

  1. El ganado y los árboles trabajan juntos para secuestrar el carbono en los troncos, ramas y raíces de los árboles, así como en el suelo.
  2. Los árboles pueden aumentar el bienestar de los animales al proteger al ganado de climas extremos, como el viento y el calor.
  3. Los árboles proporcionan también forraje al ganado para alimentarse.
  4. La protección y la mejor nutrición de estos árboles benefician la salud animal, así como la producción de carne, leche y crías. De hecho, algunas investigaciones han demostrado que las vacas lecheras pueden mejorar su producción de leche simplemente estando a la sombra.
  5. El ganado vacuno proporciona un control natural de malezas y fertilizantes.
  6. Los productores obtienen compensaciones económicas por esta disminución de los insumos.
  7. Los árboles también proporcionan un ingreso más diversificado, protegiendo a los productores del riesgo económico.

Daniel ha descubierto que este sistema le ha permitido producir más en la misma extensión de tierra.

“Incrementamos la productividad, produciendo cultivos y ganado. Porque cuando integras los sistemas, aumentas la fertilidad del suelo”, explica. “Cuando haces eso, puedes poner más vacas en la misma proporción de tierra. Por lo que aumentamos la productividad del ganado y también el cultivo. Entonces, duplicas tu producción”.

Ciniro Costa Junior es analista de clima y agricultura en IMAFLORA, una organización no gubernamental brasileña que trabaja con gestión y certificación forestal y agrícola. A través de su trabajo como investigador, que se enfoca en cómo satisfacer las futuras demandas de alimentos con un menor impacto ambiental, ha visto que los sistemas silvopastoriles pueden ser “carbono neutral” o incluso generar créditos de carbono; lo que significa que pueden secuestrar más carbono del que se emite.

Al crecer, Ciniro recuerda haber visto solo pastos desiertos –sin árboles–, utilizados solo para la cría de ganado. Descubrir la silvopastura le abrió un nuevo mundo de posibilidades.

“Es un verdadero cambio”, dice. “Ya que pasas toda tu vida en una sola realidad y piensas que esa es la única manera de hacer las cosas. Y cuando ves que los sistemas silvopastoriles ofrecen los mismos productos, piensas: “¡Guau! Tenemos aquí una innovación”.

También es optimista sobre las posibilidades de la silvopastura y la agricultura regenerativa para crear un futuro más brillante, incluso donde la tierra se ha degradado previamente para la agricultura y otros fines.

“Cuando hablo de la tierra degradada y demás, veo una oportunidad: la oportunidad de restaurar, la oportunidad de tener un menor impacto en el mundo como seres humanos”, señala.

Transmitiendo una pasión para una agricultura sostenible

Para Daniel, la producción es un legado familiar que espera transmitir a sus futuras generaciones. Todo comenzó para él cuando su padre lo invitó a ordeñar vacas cuando era niño y, luego, usaban esa leche para preparar chocolate caliente. Desarrolló en él una pasión por el trabajo y ahora está enseñando a sus hijos la misma valiosa lección. Durante las vacaciones, la nueva generación de la familia visita las fincas y va a pescar, camina por el bosque y aprende sobre la naturaleza por sus padres y abuelos.

“Mi papá es un héroe para mí y para mi familia”, dice Daniel, “y yo quiero ser un héroe para mi hijo y para mis siguientes generaciones”.

También cree que es igual de importante mirar más allá de sus fincas familiares, para ver cómo están impactando a la industria en general y al mundo.

“No es seguro que mi hijo o mi sobrino dirija este negocio”, señala. “Pero tenemos que construir un negocio que sea sostenible para todos. Y quizás mis nietos pueden seguir los pasos de mi abuelo, de mi padre y los míos”.

Arrojando luz sobre la silvopastura y compartiendo el éxito

Daniel se siente profundamente unido a la tierra de su familia, en gran parte porque sabe el impacto positivo que puede tener en los demás.

“Creo que es hermoso, muy hermoso”, dice sobre la tierra. “Pero es más que eso, porque aquí está nuestra vida. Todo lo que tenemos proviene de aquí. Los alimentos que producimos pueden alimentar a mucha gente, y ellos pueden disfrutar buenos momentos con la comida que nosotros producimos”.

Es por ello que está convencido que –a pesar de la desinformación que se crea sobre la agricultura y los reproches que a menudo recibe– los productores no solo deben desempeñar un papel central en la protección de la tierra, sino también alimentar a una creciente población mundial de manera sostenible.

“La agricultura tiene que ser parte de ello, porque la carne que comes, el alimento que consumes o la ropa que usas provienen de la agricultura”, comenta. “Entonces da la solución para alimentar al planeta”.

La silvopastura, con su producción ganadera sostenible y su capacidad de captura y almacenamiento de carbono, es solo un ejemplo de la agricultura regenerativa que puede marcar una diferencia monumental para la salud de nuestro planeta. Ciniro cree que lo más importante, hoy, es crear tales sistemas a mayor escala.

“La agroforestería no es algo nuevo. La gente la ha estado desarrollando desde siempre”, comenta. “El punto es cómo podemos trasladar los sistemas agroforestales a escala y cómo escalar y continuar ofreciendo productos y desarrollar cadenas de valor basadas en sistemas agroforestales”.

En Mato Grosso, el ganado supera en número a las personas y la industria ofrece una cadena de valor rica e importante. Ciniro estima que alrededor de 10 millones de personas en Brasil están directa o indirectamente relacionadas con el sector del ganado de carne a lo largo de esa cadena de valor.

Tales números impresionantes remarcan la creencia de Daniel de que todos estamos juntos en esta travesía. Así como el ganado y los árboles trabajan juntos en su finca, también pueden hacerlo personas de cualquier procedencia y condición social.

“Una nueva tecnología que se concibe en la ciudad llega a una finca para aumentar su productividad con una cosa en mente: que estamos todos juntos. Y necesitamos proteger y mejorar el planeta para todos”, remarca, señalando el sistema de energía solar que sus fincas utilizan para bombear agua del suelo para su ganado, como ejemplo.

En última instancia, todo se reduce a la tierra: cómo es cultivada, preservada y compartida por todas las criaturas en armonía.

“Mi madre y mi padre siempre decían que ‘el mejor lugar para estar es el lugar donde estás’”, recuerda Daniel. “Queremos aprovechar lo mejor de este terreno para poder ayudar a nuestra familia, a las personas que trabajan con nosotros, a la comunidad, al país y al mundo”.

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