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Pequeños seres, grandes impactos: los microorganismos del suelo y la fertilidad

Alltech

Eddie Thomas, CEO de Alltech Crops Science®, fue el encargado de presentar la charla de David Montgomery y Anne Bliké, sobre microorganismos y fertilidad. Thomas agradeció la presencia de ambos investigadores, dos referentes en el área de la gestión ambiental y el comportamiento de nutrientes
y microorganismos en el suelo.

Anne Bliké: Somos lo que comemos


Anne Bliké, comenzó recordando la frase: “eres lo que comes”, para resaltar que la dieta humana tiene más incidencia de lo que creemos en nuestra salud. Esa incidencia nace en las mismas raíces de las plantas que comemos, pues, todo lo que absorben entra en la cadena alimentaria afectándonos.

Montogomery y Bliké empezaron con sus investigaciones en su jardín, un terreno descuidado que se recuperó después de poner en práctica técnicas regenerativas ideadas por ella. “Así comenzamos este viaje” de estudio sobre la regeneración del suelo.

Anne Bliké alertó de que la salud del suelo a nivel mundial no es la mejor, lo que afecta a los cultivos y a los animales que consumimos. Por ello, cuidar la “salud” del suelo es fundamental.

Bliké invitó a comenzar un viaje por la rizosfera, “un bazar biológico” donde se liberan diferentes compuestos orgánicos que sirven de alimento para los microorganismos del suelo y de las plantas.

No obstante, hay nutrientes en las áreas más profundas del suelo, donde no llegan las raíces y para captar esos nutrientes, se valen de los hongos microrrícicos, así obtienen una serie de micronutrientes como el fósforo, el zinc o el hierro.

En la rizosfera existen bacterias que crean compuestos muy útiles para los cultivos, como las hormonas de crecimiento o los compuestos que guían a la planta hacía los nutrientes.

Bliké lanzó la pregunta de cómo se puede conocer el estado de salud de los cultivos.

A lo que respondió a través de los modelos estudiados: los campos de cultivo suelen estar “inundados” de fitoquímicos que también influirán en la salud de las personas.

Las plantas producen los fitoquímicos como parte de sus actividades metabólicas y desempeñan acciones biológicas “no esenciales”, que intervienen en las interacciones entre la planta y su medio ambiente.

  • Fenoles: se dividen a su vez en tres subgrupos:
    • Flavonoides.
    • Ácidos fenólicos.
    • Polifenoles no flavonoides.
  • Terpenos: se clasifican en:
    • Carotenoides.
    • No carotenoides.
  • Tioles: reciben el nombre por su alto contenido en azufre. Los subgrupos son tres:
    • Compuestos organosulfurados.
    • Glucosinalatos.
    • Indoles.
  • Tocoferoles: varios de estos actúan del mismo modo que la vitamina E.

Los estudios muestran cómo los fitoquímicos actúan contra los insectos herbívoros, protegiendo del sol a las plantas, incluso en épocas de sequía, y haciéndose esenciales para la relación planta-microbioma.


Una buena concentración de fitoquímicos permite una mejor defensa y protección, transmitiendo un estado óptimo del cultivo.

Anne Bliké, señaló un segundo “bazar biológico” donde encontramos un nuevo microbioma: el tracto digestivo de los rumiantes.

Dentro de este espacio, existe un ecosistema microbiano relacionado con la dieta del rumiante. Si la dieta es rica en clorofila, ésta aporta cloroplastos compuestos de grasas vegetales, entre ellas el Omega-3.

El Omega-3 de las plantas se transmite a la carne y a los lácteos que consumen los humanos, reforzando su sistema inmunológico.

Bliké, quiso remarcar la necesidad de consumir alimentos vegetales enteros, ya que esto reforzaría el microbioma del tracto digestivo, exactamente en el colon que “es otra rizosfera en otro bazar biológico”.

En este “bazar” humano es donde se absorben los nutrientes de la dieta y los fitoquímicos. Bliké enfatizó este punto porque las prácticas agrícolas afectan a la larga a nuestras defensas. Entre algunos efectos está la aparición de metabolitos, que pueden frenar el crecimiento celular.

Los científicos sostuvieron durante años que los químicos en los alimentos ayudaban a combatir las enfermedades que se transmitían en la comida. Recientemente, se ha descubierto que el tipo de fermentación y descomposición de los fitoquímicos en nuevos compuestos es lo que influye en tu salud.


David Montgomery: Regenerar es rentable


David Montgomery ha viajado por todo el mundo para investigar las técnicas para restaurar tierras improductivas y ha llegado a tres conclusiones:

  • No realizar grandes transformaciones en el terreno.
  • Realizar actividades agrarias reducidas, manteniendo siempre un manto vegetal sobre el suelo.
  • Diversificar los cultivos.

Desde África hasta América del Norte, cada lugar tenía su forma de trabajar, pero Montgomery observó que existían “principios efectivos y comunes”, los cuales:

  • Favorecían la vida microbiana, que alimentaba a las plantas comestibles.
  • Influían en nuestra salud.


¿Cómo actúan estas prácticas? La respuesta vino de una granja en Dakota del Norte. Se tomó una muestra del suelo de esta granja, donde se detectó un suelo más negro, porque contenía más carbono, frente a otra muestra de suelo “nativo”, de color más claro. “Es un ejemplo de la influencia que tienen las prácticas de enriquecimiento del suelo” para hacer más rentable a una explotación agraria.

El carbono de la materia orgánica es lo que hace rentables las tierras tratadas según las técnicas apuntadas por Montgomery, que, al final, lo convencieron para restaurar terrenos pobres y, así, hacerlos rentables.

Los modelos presentados por Montgomery reducían la dependencia de combustibles fósiles, fertilizantes y pesticidas, los tres insumos agrarios más costosos en Norteamérica.

Otro beneficio era la fijación del suelo, pues, la agricultura podía evitar la erosión del terreno y recuperar su productividad.

Las prácticas regenerativas podían influir de forma positiva en la calidad de los alimentos que consumimos.

Se realizaron pruebas midiendo la densidad de nutrientes en granjas regenerativas, comparándolas con granjas convencionales.

La conclusión fue que los suelos de las primeras tenían el doble de materia orgánica, por tanto, más tierra vegetal y mayor fertilidad. El resultado se repitió en todas las explotaciones agrarias regenerativas y convencionales elegidas para ejecutar un trabajo comparativo.


Conclusión, las prácticas regenerativas son rentables


La comparativa determinó que el suelo regenerado aportaba a las plantas un mayor número de fitoquímicos, vitaminas y minerales que un suelo “convencional”.

A lo anterior se le añade que los animales alimentados en granjas regenerativas mostraban una concentración más elevada de Omega-3, lo que confirma la aportación de Anne Bliké.


Al final, el trabajo expuesto por Biklé y Montgomery demostraba una conexión
ineludible entre:

  • La salud del suelo.
  • La salud del cultivo.
  • La salud del animal.
  • La salud humana.

Por lo tanto, deberíamos prestar más atención a esta relación que puede afectar incluso a nuestros genes.

 


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