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Las micotoxinas emergentes: ¿Qué sabemos hasta ahora de ellas?

¿Cómo se definen las micotoxinas emergentes?

Cuando nos referimos a las micotoxinas, la mayoría de las personas son conscientes de las variantes más conocidas, como la aflatoxina, el deoxinivalenol (DON) y la zearalenona (ZEN). No obstante, a medida que se incrementa el nivel de las investigaciones y los métodos de detección van perfeccionándose, vamos aprendiendo cada vez más sobre las formas menos conocidas, habitualmente llamadas “micotoxinas emergentes”.  Con frecuencia surgen nuevos datos sobre estas toxinas, a las que actualmente se define como “micotoxinas que no son analizadas rutinariamente ni están reguladas por las normativas”. Sin embargo, al igual que con las que son mejor conocidas, los productores necesitan estar alerta, puesto que estos ladrones ocultos tienen el mismo potencial de causar problemas de inmunidad, eficiencia alimentaria y rentabilidad general de la producción.

Desde su lanzamiento en 2012, los laboratorios de análisis de micotoxinas Alltech 37+® han continuado añadiendo nuevas micotoxinas al panel de análisis, aumentando a 54 el número total de micotoxinas detectables. Con estas funciones analíticas avanzadas, en las muestras de piensos se están detectando cada vez más la presencia de micotoxinas emergentes. Dicha circunstancia quedó firmemente demostrada en los resultados del Estudio Europeo de la Contaminación por Micotoxinas en la Cosecha de Verano 2020. En el estudio, basado en más de 270 muestras de ingredientes de 15 países, más del 75% de las muestras reveló la presencia de micotoxinas emergentes. Cuando se estudiaron por separado las muestras de piensos daneses, cerca del 95% de las muestras entregadas contenían micotoxinas emergentes.

Aunque se van recopilando más datos sobre micotoxinas emergentes en los ingredientes para la alimentación de los animales, existe todavía una notable carencia de estudios in vivo que midan cómo este grupo de micotoxinas afecta a su salud y rendimiento. De las siete micotoxinas emergentes que Alltech 37+ puede identificar en la actualidad, cinco de ellas son metabolitos del hongo Fusarium, el alternariol procede del hongo Altenaria y la fomopsina A de Phomopsis.

Metabolitos de Fusarium

La beauvericina (BEA)

Aunque los estudios in vitro descubrieron que la beauvericina resulta tóxica para los roedores y las aves, estos mismos resultados no fueron observados en los ensayos in vivo. Efectos de la beauvericina sobre aspectos de la inmunidad natural y de la biodisponibilidad de agentes farmacológicos quedaron insinuados por estudios in vitro, y algunos autores resaltan la necesidad de realizar más estudios in vivo, para aprender más sobre su impacto. Además, hay una escasez de datos in vivo relativos a otras especies animales. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ( EFSA) dictaminó que la exposición aguda a la beauvericina no supone una preocupación para la salud humana. En cambio, no fue extraída ninguna conclusión con respecto a la exposición crónica, debido a la carencia de datos relevantes sobre la toxicidad in vivo.

Las eniantinas A/A1 y B/B1 (ENN)

Cuando se analizan en estudios in vitro, se descubre que las eniantinas son tóxicas, mientras que la mayoría de los datos in vivo sugieren baja o nula toxicidad. Similar a la beauvericina, los datos in vitro señalan que tienen algún tipo de efecto sobre la biodisponibilidad de agentes farmacológicos, pero es preciso investigar más para llegar a conclusiones más sólidas. La EFSA ha llegado a la misma conclusión que con la beauvericina en lo referente a la salud humana – la exposición aguda no supone una preocupación, pero los efectos de la exposición crónica todavía no pueden identificarse en su totalidad, por la carencia de datos de toxicidad in vivo-.

La moniliformina (MON)

Se ha descubierto que las aves son extremadamente vulnerables al impacto de esta micotoxina, siendo el corazón el órgano que sufre mayor daño, incluyendo lesiones en el miocardio. Otras afectaciones observadas frecuentemente en los animales expuestos a la moniliformina incluyen la debilidad muscular, trastornos respiratorios, una menor ingesta de alimento, alteración de la ganancia de peso y una función inmunitaria deprimida.

El ácido fusárico (AF)                                                                          

Hay afirmaciones que sostienen que el ácido fusárico está poco estudiado respecto a su modo de acción y en sus efectos sobre el ganado. De las 274 muestras recogidas para el Estudio Europeo de la Contaminación por Micotoxinas en la Cosecha de Verano 2020, en más del 40% de ellas se encontró el ácido fusárico. El sur de Europa mostró específicamente una fuerte presencia del ácido fusárico en más del 86% de las muestras contaminadas, principalmente en los granos de maíz. Existen estudios que demuestran que los cerdos son especialmente susceptibles al AF, con animales que desarrollan cambios neuroquímicos y vómitos después de consumir alimentos contaminados. Algunos autores señalan que el ácido fusárico puede actuar en sinergia con tricotecenos, como el deoxinivalenol (DON). Un estudio de 1993 encontró escasos efectos del AF en las aves.

Metabolito de Alternaria

Alternariol (AOH)

Los mohos del género Alternaria crecen principalmente en los vegetales, las frutas y los cereales. Los estudios in vitro sugieren que el alternariol puede manifestarse con efectos genotóxicos. Sin embargo, se requieren estudios más amplios para validar estas conclusiones. De manera similar, los datos in vitro resaltan un impacto potencial en los órganos de reproducción y en el sistema inmunitario, pero son necesarios más datos in vitro para llegar a conclusiones más sólidas.

Metabolito del hongo Phomopsis

La fomopsina A

La fomopsina A es el metabolito primario tóxico del hongo Phomopsis y se ha descubierto que es cinco veces más tóxico que la fomopsina B. El hongo Phomopsis es el más común en los cultivos y semillas de altramuces y produce la lupinosis en el ganado vacuno y ovino por la ingesta de alimento contaminado. El hígado es el órgano más afectado por esta toxina, lo que clasifica a la fomopsina A como una hepatotoxina. Sin embargo, también afecta a otros órganos, incluyendo a los riñones, a las glándulas suprarrenales, al rumen y al retículo. La detección de lesiones en los órganos afectados podría deberse a un problema de contaminación causado por la fomopsina A.

Cerrando la brecha del conocimiento

Mientras que muchas micotoxinas están dentro de la categoría de “emergentes”, las arriba mencionadas son las siete micotoxinas emergentes que Alltech 37+ es capaz de detectar en la actualidad. Aunque existen considerables brechas en la comprensión de las micotoxinas emergentes en la industria, han aparecido avances en los métodos de detección y más trabajos de investigación que permiten conocer con más profundidad cómo se manifiestan estas toxinas, su impacto sobre los animales y las posibles soluciones para resolver los desafíos arriba descritos.

Referencias disponibles bajo petición

Contacte con nosotros para aprender más acerca de las micotoxinas emergentes y de sus consecuencias para su producción.

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