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4 pasos sencillos para una neutralidad en carbono en la producción avícola.

Durante siglos, en el Reino Unido, la granja Wood Farm ha sido una referencia importante; Wood Farm está ubicada en el límite entre Cambridgeshire y Bedfordshire. En particular, Waresley –el tranquilo pueblo donde se encuentra Wood Farm– ya existía desde el año 1086, cuando fue registrado en el Domesday Book del rey Guillermo el Conquistador. Charles Mear, el actual responsable de la propiedad cree que su explotación se creó poco después.

La familia Mear vive en Wood Farm desde hace relativamente poco tiempo, pero la granja ha estado bajo su responsabilidad por varias generaciones. El bisabuelo de Charles llevó a su familia a vivir ahí en 1948. Había trabajado en la industria de ganado lechero en Cheshire y quería dedicarse a la producción agrícola. ¿Y qué mejor lugar que el llano y boscoso “granero del Reino Unido”? Sin embargo, mientras experimentaron distintos modelos de producción, encontraron muchos inconvenientes en el camino, lo que cambió su plan inicial.

 «En los años 80, mi padre empezó a producir cerdos de engorde y reproductores», comenta Charles. «Y luego, en los años 90, nos dedicamos al vacuno de carne».

Después de terminar la escuela y empezar a trabajar en la explotación a tiempo completo, Charles decidió dar un giro al negocio al ver la oportunidad que se presentaba con la demanda de huevos de gallinas camperas. Los huevos producidos en sistemas free range representan casi el 12% de los consumidos en el mercado europeo –con el Reino Unido empaquetando alrededor de 130 millones de docenas de huevos en 2022–. Bajo la dirección de Charles, Wood Farm ahora aloja cerca de 28 mil gallinas camperas.

Una producción exitosa de huevos de gallinas camperas no es lo único que Charles y Jo (su esposa) han logrado en Wood Farm. A través de ajustes sencillos en el manejo, la familia está trabajando para alcanzar una producción avícola rentable, con neutralidad en carbono y sin residuos. Si bien estas medidas pueden parecer sencillas, promueven un impacto importante sobre el medio ambiente.

1. Retribuir a la naturaleza.

Waresley se caracteriza por sus bosques –de ahí el nombre Wood Farm de la granja– uno de estos bosques, Waresley Wood, es célebre por sus flores de jacintos. Sin embargo, estas extensiones de la naturaleza salvaje no siempre fueron consideradas un motivo de orgullo, sino un obstáculo para el crecimiento del sector agropecuario.

«Cuando mi bisabuelo llegó a Waresley, las tierras de cultivo eran más pequeñas», explica Charles. «Había más bosques y árboles. Pero en la década de 1960, el gobierno incentivó a los productores –como mi abuelo– a arrancar los árboles y las barreras vegetales para hacer los terrenos más grandes y productivos; para cultivar más trigo y alimentar así a la nación. Esa era la visión en los años 60, y probablemente también a principios de los 70».

 

Desde entonces, las perspectivas han cambiado y ahora los productores conocen los beneficios ambientales de mantener una relación con la naturaleza. Así, la familia Mear intenta en Wood Farm retribuir a la tierra. Este enfoque comenzó con el abuelo de Charles, quien vendió Waresley Wood a la organización británica Wildlife Trust. Charles y Jo continúan este legado replantando árboles que fueron arrancados en el pasado, restableciendo así los hábitats naturales para mantener la vida silvestre y creando senderos que cruzan las tierras de la granja. Estas sencillas acciones también ayudan a reducir las emisiones de su producción al reducir el dióxido de carbono liberado en la atmósfera.

2. Una producción local.

Además de retribuir al medio ambiente, Charles y su familia optimizan la forma en que se abastece de insumos su granja. Se dieron cuenta de que eran innecesarios  largos viajes para que los ingredientes llegaran a ellos.

«Al principio, los insumos que comprábamos hacían un viaje de más de 160 kilómetros», cuenta Charles. «Los camiones llegaban cada cinco días y nos entregaban el alimento balanceado para luego darse la vuelta y obtener el trigo o la cebada de los agricultores cercanos a nosotros. Este trigo o cebada lo llevaban a su planta y lo molían para después traérnoslo».

Estos viajes de ida y vuelta tenían un impacto negativo innecesario sobre el medio ambiente, por lo que Charles y su familia pusieron fin a ellos con una simple medida: construir su propia planta de elaboración de alimento balanceado. De este modo, podían prescindir de los intermediarios y realizar una producción agropecuaria directamente con los insumos de su localidad, en la que sus vecinos pueden suministrar el trigo y la cebada para elaborar las raciones de sus aves. Al mantener este proceso local no solo se acerca a Wood Farm a una neutralidad en carbono –al reducir la circulación de vehículos–, sino que también se ayuda a ahorrar tiempo y dinero a la granja.

 

Otro de los beneficios de este sistema de producción es que Charles sabe con exactitud lo que se incluye en las dietas de sus gallinas. Y puede asegurarse de que lo que se les proporciona es de la mejor calidad y que las mantendrá sanas –tanto por dentro como por fuera–. Además, al combinar este alimento balanceado (elaborado por ellos mismos) con las tecnologías nutricionales de Alltech, la familia Mear ha podido implementar un programa de reducción del uso de antibióticos. Esto ha permitido que sus aves puedan desarrollar sus defensas naturales contra los problemas de salud que pueden contraer de forma natural. De esta manera, los resultados positivos de este enfoque se comprueban al momento de observar los menores gastos por tratamientos veterinarios de la granja (o la falta de estos).

«Hemos podido reducir significativamente el uso de antibióticos en los últimos 5 años», señala Charles. «Y creemos que gran parte de esto se debe a que hemos estado utilizando las soluciones nutricionales de Alltech y elaborando nuestro propio alimento balanceado».

3. Energía renovable.

La instalación de una planta para la elaboración de alimento balanceado –dentro de la granja– ciertamente puede mitigar su impacto ambiental, pero la energía adicional necesaria para hacerla funcionar puede ser también una fuente de nuevas emisiones. Charles y Jo fueron conscientes de ello, por lo que además instalaron paneles solares en el techo de esta planta para su funcionamiento.

Si bien esta sería la solución ideal para mantener una neutralidad de carbono en la producción, la pareja pensó también en cómo podía dar un paso más, y retribuir a los vecinos que les proporcionan las materias primas para sus raciones.

«Si bien no podemos cultivar todos los ingredientes para nuestras raciones (trigo y cebada) de los que dependemos de nuestros vecinos –ya que nuestra granja es pequeña–, pensamos que sí podíamos producir la electricidad que necesitábamos», comenta Charles. «Por lo que en 2015 empezamos a buscar un digestor anaeróbico».

Un digestor anaeróbico es –como explica Charles– parecido al estómago de una vaca. Las materias primas que se introducen en el digestor (ensilados de maíz y de centeno en el caso de la familia Mear, aunque también pueden ser desechos de animales como en la explotación de Brian Fiscalini) son descompuestas por bacterias y transformadas en metano. Este metano es enviado luego a un generador para convertirlo en electricidad. En Wood Farm solo se utiliza el 10% de esta electricidad generada, lo demás se proporciona a las localidades de la zona –suministrando así energía a cerca de 350 hogares–.

 

Esta electricidad sin costo no es el único beneficio que aporta la instalación de este digestor. Después que el digestor ha descompuesto los desechos de los ingredientes que se le han introducido, la familia Mear obtiene una materia orgánica digerida. Esta se puede compostar para generar un abono rico en nutrientes que puede esparcirse en sus cultivos, lo que ayuda a Charles y Jo a producir más insumos con los que pueden alimentar después al digestor. De este modo, han creado en Wood Farm un proceso verdaderamente cíclico con cero residuos y retribución a la tierra.

Además, el abono excedente se vende a los productores y a los jardineros locales, lo que ayuda a reducir la huella de carbono total de la comunidad, a la par que supone un ingreso económico adicional para la granja.

4. Una proteína alternativa.

Ciertamente no es tan sencillo implementar estrategias a través de prácticas agropecuarias para alcanzar una neutralidad en carbono. Algunas acciones requieren innovación y proporcionar una proteína sostenible es un desafío.

Wood Farm tiene la suerte de cultivar los ingredientes que necesita para sus raciones (u obtenerlos de las explotaciones vecinas). Sin embargo no es tan fácil acceder a todos los insumos. Esto ocurre generalmente con la soja, una importante fuente de proteína.

En este aspecto, Charles y Jo ya están probando diferentes alternativas: están estudiando la posibilidad de sustituir la soja por altramuz, guisantes y frijoles cultivados en su localidad, y también suplementando con las larvas de la mosca soldado negra (que son ricas en aminoácidos).

 

Charles y su esposa comenzaron a utilizar las larvas de la mosca soldado negra en las dietas de sus gallinas después de conocer a la empresa Better Origin (formada por un grupo de graduados de la Universidad de Cambridge, cuyo objetivo principal es reducir el consumo de soja en la producción animal). Mediante la inteligencia artificial, esta empresa utiliza los desechos de los alimentos para alimentar y criar a sus larvas. Así, en dos semanas, estas larvas pueden incluirse a las dietas de los animales como una fuente sostenible de proteína.

Para Charles esto representa una fuente de proteína con neutralidad en carbono y cero residuos, y sabe que sus aves la pueden aprovechar.

«Es sorprendente cómo se acostumbran pronto a alimentarse con esta proteína», destaca Charles. «Les das algo que esperan durante el día».

Después de haber abierto y cerrado ya muchos capítulos –desde la crianza de cerdos y ganado de carne hasta la de aves, y desde la tala de los bosques hasta su lenta recuperación–, Wood Farm ha vivido muchas vidas. Y al llevar adelante estos cambios con conciencia ambiental, la familia Mear se está asegurando de que este legado perdure en el tiempo.

 

 

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